jueves, septiembre 27, 2007

¿Curiosidad genética o accidental?



Últimamente me encuentro de lo más retrospectiva, y esta retrospección me está llevando a preguntarme varias cosas sobre mí misma que sólo tienen una explicación genética.

El otro día me preguntaba si el origen de mi curiosidad era accidental o genético. Pues me vino al pelo, al menos es una pista, lo que me contó Papá Toro sobre la curiosité de Mamá Vaca.

Pues resulta que suena el teléfono en casa de mis padres. Mamá Vaca lo coge:

- ¿Quién es? - pregunta.

- Hola, ¿está Juan?

- No, no está, se ha equivocado. Pero, ¿para qué le llama?

- Señora, si no es ahí ¿para qué quiere saber para qué le llamo?

- No, nada por saberlo, ya puestos...

Pues no se lo contó, colgó y Mamá Vaca dijo:

- Qué gente más antipática, ya no es como antes, que una hablaba con todo el mundo.


Esto me recuerda a la curiosidad que siento por las conversaciones de la gente que me rodea en un restaurante o en cualquier sitio. Ya he calculado que tengo capacidad para mantener el hilo de 4 conversaciones a la vez, más la de mi acompañante, que por suerte le gusta jugar al mismo juego. En fin, que no es que sea una cotilla, es que no puedo evitarlo, me da igual quiénes sean, lo que me importan son sus historias y el perfil psico-sociológico que proyectan. Ay, es que una necesita un trabajo de campo para crear sus personajes. Lo de Mamá Vaca, no sé por qué será, quizás sea una escritora fustrada y quizás algún día aparezca un cuadernillo secreto contando sus historias. Quién sabe.