miércoles, enero 11, 2006

Una vaca con suerte


Hoy podría decirse que he sido una vaca con mucha suerte. Empecé el día algo rebotada porque me habían obligado a asistir a un curso de CRM (Crew Resource Management) y por muchas razones que omito me parecía una pérdida de tiempo. Llego al curso y me encuentro con un instructor encantador y sensible que nos deja decir todo lo que pensamos sin censuras (creo). Después, a la hora de la pausa de diez minutos, me voy a la máquina de los Donuts y casi me pongo a llorar porque no tengo cambio (nunca tengo cambio) y no puedo regresar a clase sin haberme comido un donuts, pero justo cuando estaba a punto de hacer pucheros aparece un señor que abre una puerta que pone Prohibido el paso. Le pido cambio y me pide que le acompañe al otro lado de la puerta que pone Prohibido el paso. Yo, ni me lo pienso, mi reino o mi honra por un donuts. Le sigo por unos pasadizos llenos de estanterías tipo Cambridge llenas de papeles y desembocamos en una imprenta. A todo esto, ya han pasado los diez minutos de pausa reglamentaria. El señor me da el cambio y se ofrece a ayudarme en lo que necesite. Ah, ¿sí? pues ya que me lo ofrece le voy a decir que sí. Pues resulta que llevo en mi coche, desde hace medio año, cuatro libros que mi padre (pensando que al ser una vaca poeta tendría enchufes con las imprentas) me había dado para que les rebajaran los bordes con la guillotina. Pues el señor me dice que sí y tras media hora más de espera aparezco en el curso de CRM cargada con mi alijo de libros. Entro, todos me miran y a mí se me ocurre pedir disculpas pero me abstengo de inventarme una excusa mejor que la que tenía (algo inverosímil) Indispuesta. Me encontraba indispuesta, les dije. Claro, que con ese alijo de libros a lo máximo que podrían haber llegado con la mente es a imaginar un uso de los libros algo escatológico. Para mi sorpresa: nada, no pasó nada. Me pierdo medio curso, me guillotinan los libros y me voy a casa de Pez Banana a comer. No le llevo ni vino ni postre y ella encima me regala un carpaccio. Después me voy cenar al japo con mis amigas, con la hora atravesándome las ingles y llego antes que ellas. Además, pido a los Reyes Magos que me den aparcamiento sólo por esta noche y aparco en la puerta del japo. Y además hoy he averiguado por qué lleva Musa Marina cinco monederos en su hiper bolso. Llego a mi casa, cierro los ojos y pido un Brat Pitt y me encuentro la cama deshecha. Miro en el baño y no está, miro en mi armario y tampoco está. Abro el ordenador y tampoco está. Entonces abro mi correo y me encuentro una vaca de superhéroes que me ha regalado la Choupa y me entran ganas de contar lo que sea, que hoy soy una vaca con suerte y mañana será otro día y si existe un superhéroe hoy ha estado conmigo.